La ley Orgánica es clara y precisa. Balbarrey no tiene la obligación
de asistir al recinto a dar las explicaciones que el Concejo sancionó
en su pedido de Interpelación.
Si bien uno podía esperar un cambio de actitud, hay dos cosas que
son claras. Por un lado la molestia que siente Balbarrey cuando los mecanismos
de control funcionan, al menos en parte; y por otro, que el Intendente
NO va a asistir personalmente al Concejo.
Balbarrey ya mostró públicamente algunas cartas donde anticipa
su postura frente temas cuestionados. Como siempre, lo hizo menoscabando
la existencia del Concejo, y por eso es bueno poner de manifiesto ciertas
observaciones:
1) A Balbarrey le molesta que lo controlen. Es evidente. No existen
antecedentes, en nuestra ciudad ni en otras administraciones del país,
donde un Tribunal de Cuentas funcione diezmado, incompleto y con más
preocupación por justificar la acción del intendente que
por cumplir su cometido dispuesto en la ordenanza.
2) Balbarrey -una vez más- no dice la verdad, cuando expresa
que solo falta el nombramiento de un vocal en el Tribunal. Faltan dos,
y aún cuando faltara uno, la situación es irregular. Hace
un año y medio que juega con el Organismo de Control. Y como
si fuera poco, falta el respeto al sugerir que el tema "quede
como está" -El litoral 9/9/06- , como enarbolando una
impunidad absolutamente provocativa e inconveniente.
3) A Balbarrey le molestan los pedidos de Informes, porque si
no fuera así los contestaría en forma completa y en el tiempo
solicitado. Hojas sin contenido, respuestas que evaden preguntas. Así
contesta el Ejecutivo, la mayor cantidad de veces.
4) A Balbarrey le molesta que lo denuncien públicamente. Evita
dar precisiones ante los temas en que la oposición se expresa con
críticas, críticas que según él, siempre son
palos en la rueda, con soberbia y prepotencia.
En definitiva, Balbarrey se esconde detrás de los muchos millones
que llegan de la Nación. Los toma como propios y hace alardes de
"sus" obras. Dispara contra la oposición sin distinciones
de ninguna clase. Evita y degrada los mecanismos de la democracia para
no ser controlado. Estos son, el Concejo, el Tribunal de Cuentas y los
Medios de Comunicación. Cualquier parecido a un sistema monárquico
o absoluto es pura casualidad. Y todo esto, por mas que cuente con complacencias
explícitas o implícitas, no es bueno.
Pero hay preguntas, situaciones, a las que Balbarrey no puede eludir
responder y aunque que "ningunnee" los controles, no podrá
poner blanco sobre negro.
Con respecto al Tribunal de Cuentas, y aún si solo faltara la designación
de un miembro como él asegura, ¿Cuál es el motivo
por el cual no envió su designación cuando, hace un año
y medio, renunció un vocal?
Balbarrey no lo hace porque la actual conformación del Concejo
no le permitiría nombrar a un "propio" y esto posiblemente
le generaría algunos problemas.
Con respecto a los subsidios del Transporte ¿Por qué no
remite al Concejo, a la Justicia o a los medios, las planillas en las
cuales los funcionarios municipales, políticos y de carrera, avalaron
la "entrega" de subsidios a unidades del Transporte que no circularon?
Balbarrey no lo hace porque sabe que se cometieron irregularidades, y
presumiblemente, ilícitos que comprometerían a propios y
extraños, y eso implicaría romper los códigos existentes
en el manejo del transporte urbano de pasajeros.
Con relación al Presupuesto ¿Cómo puede asegurar
que no mando los datos complementarios porque el entendía que no
había voluntad de tratarlo?
Balbarrey no los envió porque prefiere un presupuesto que le libere
las manos para hacer y deshacer a su paladar, sin cuentas desagregadas
y con la potestad de modificar las partidas a su gusto. También
porque el desorden de las cuentas no le permite hacer una proyección
de las ejecuciones y los recursos. Hoy es mas fácil, a 9 meses
de comenzado el año.
Balbarrey no dice tampoco que cuando fue al Concejo, prometió
información acerca de las denominadas obras virtuales que nunca
mandó. Esto es la segunda remesa de información que el Municipio
presentó al Fiscal, causa que hoy ya tiene indagados y en donde
por lo menos se debió reconocer un verdadero desorden en los recursos.
Por eso, más allá de las obras. Mas allá de los
millones que hoy llegan de Buenos Aires, solo con mirar el presupuesto
uno se da cuenta que las cosas en el Municipio no son tan generosas como
se plantea.
A Balbarrey la ley le permite no ir al Concejo, pero lo que no le permite
es faltar el respeto y no decir toda la verdad.
LEONARDO SIMONIELLO
Concejal de la ciudad
|