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“La
juventud y el nacimiento de una nueva política”
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JUVENTUD RADICAL CELESTE “SERGIO KARAKACHOFF”Ante la grave crisis por la cual los argentinos estamos atravesando es necesario que dejemos surgir los nuevos pensamientos. Es preciso enfrentar la notable apatía política e institucional que demuestra la sociedad argentina con variadas y eficaces dosis de más política. Enfrentar la errática forma de hacer política con nueva política, porque la solución se halla dentro de un marco político, se debe pensar en el bien común. Es necesario reivindicar la práctica de palabras como voluntad, ética, moral, honradez, sacrificio y solidaridad; renacer valores perdidos como el respeto a la democracia, a la constitución, a un estado de derecho. La falta de ideas efectivamente progresistas, la creciente pereza política, la ausencia de recursos optimistas y el laberinto en el cual se halla inserto el sistema político, económico y social argentino son algunas de las tantas causas que produjeron este titánico conflicto. Y ante esta delicada situación podemos apreciar que la juventud santafesina no se encuentra fuera de este contexto nacional y como todos los sectores del país se halla necesitada de respuestas, se requiere una democracia activa, colmada de nueva vida política, con estructuras representativas y con una sociedad interactiva y participativa, primordial asociación para que la actividad política de un país sea digna de transparencia. Se necesita hacer de la política una forma más de protección, una actividad que aglutine a los ciudadanos dándoles la oportunidad de participar, que se pierda el miedo y el descontento. Y, nuestra juventud, debe ser parte de un cambio de rumbo político que urgentemente hay que generar. Se corresponde marcar un rumbo y apuntalar la estructura para llevar adelante un gran recambio, se debe pensar la política desde otro punto de vista. Se debe dejar de lado el clientelismo, las constantes manchas que atraen las corruptelas, la inoperancia ejecutiva, la ausencia de cabezas decisorias, el letargo angustioso de capas que debieron actuar y no lo hicieron, la falta de nuevos pensamientos, de una nueva acción, etc. Debemos ser los transmisores de la nueva política, la juventud tiene las herramientas, sólo hay que saber como utilizarlas correctamente. Se precisa creación y se requiere del progreso en todos los órdenes de la vida pero, de modo especial, en el social y en el político. La política en nuestro país se resiente cada día más. Ahora son los jóvenes quienes deben coordinar esfuerzos en pro de una construcción institucional satisfactoria. Son los jóvenes quienes deben asumir los riesgos y proponer la nueva política. Esta debe ser un arma que actuara forzando un cambio de cultura, una línea de acción comunitaria, un arduo trabajo que consista en transmitir un real acercamiento seguro y eficaz hacia el ciudadano. Demostrar que el nuevo rumbo no es equivocado y que la juventud tiene capacidad de acción. El sistema de instituciones, en general, se encuentra inmerso en este triste mar y ya ha perdido su identidad. Este sistema de instituciones políticas en una sociedad dada representa un ordenamiento de poder y autoridad. Estas terminan definiendo el espacio político (legislatura, consejo deliberante, tribunal, partido político, etc.) y el tiempo político, como cuando es necesario la toma de una decisión económica. Entonces, si las instituciones producen relaciones políticas, y por lo tanto organizan y crean política es un hecho fundamental su pronta recuperación. Las instituciones en nuestro país deben renacer bajo una estructura sólida porque son ellas las que deben reestablecer el orden. La Argentina precisa una reforma del Estado urgente, pero para reformar el Estado primero hay que reformar al ciudadano que forma parte de ese mismo Estado, la reforma cultural es otra cuenta pendiente. La cultura debe formar parte de la innovación. Por ello se debe poner en práctica la nueva política y demostrar que un cambio implementado desde la juventud es posible. Hay que participar en el viraje total de la forma en que se realiza política y pensar que es totalmente posible, ello producirá un recambio institucional, las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, entre otros tantos partícipes del Estado, no deben quedar afuera. La justicia y la economía deben ser dirigidas por una corpulenta conducción política, porque ambas corren peligro de tiranizarse recayendo su manejo en pocas manos. La separación de poderes (ejecutivo, judicial y legislativo) es, en teoría, el principal garante del que ha sido denominado Estado de Derecho, cuya esencia es el “imperio de la ley”, y suele ser sinónimo de sistemas o regímenes políticos basados en comportamientos democráticos. En nuestro país el imperio de la ley está aún muy lejano, pero sería relevante agudizar los principios basándose siempre en la ley, y si esta se halla equivocada se debe pensar en un cambio, porque siempre es importante la propuesta y la participación. La República Argentina atraviesa por un camino de transición democrática, una gestación que todavía no cumplió los meses de espera. Para vivir bajo un verdadero estado democrático se necesita la existencia de un estado de derecho, no sólo en papeles, sino también en la práctica, se necesita de un respeto a la Constitución, a las instituciones, se necesitan nuevas leyes acordes a los nuevos tiempos que estamos viviendo, se requiere de una significativa transparencia por parte de nuestros representantes, porque los representados así lo piden. La nueva política debe procurar observar detenidamente este tipo de contrariedades y meditar por medio de ricas discusiones las alternativas planteadas. La discusión y el diálogo son de verdadera importancia porque permiten la cooperación mutua. La vieja política ya no halla recursos estables ni decorosos para evitar su triste fallecimiento. No encuentra aquel ánimo de vida que en algún tiempo atrás supo poseer, tan sólo debe aguardar que esta nueva forma de hacer política tome el timón de esta castigada embarcación. El problema principal es sin dudas participar de un juego presionado por el reloj, que marca y marca los límites. En este caso uno de los peores límites: el tiempo. ¿Y porque la juventud debe hacerse cargo de tan tremenda crisis?. Supongamos la construcción de una vivienda. Lo más elemental serán sin lugar a dudas los firmes cimientos, base de cualquier tipo de edificación. Una vez concluidos los cimientos se comenzará a elevar las paredes y se colocara el techo, y mucho después se concluirá la gran obra con la colocación de puertas y ventanas. Pero bien, el dueño de tal edificación no dejará pasar de lado la posibilidad de adornar el frente, la vereda, las paredes, etc. Todo esto se realizará teniendo en cuenta que los cimientos, asiento de la construcción son fuertes y tolerarán cualquier tipo de problema que por ejemplo puede desatar una gran tormenta o por que no un movimiento sísmico. La idea clara de esto es ni más ni menos que una juventud firme y fuerte como los mismos cimientos de una casa. Porque sobre una base sólida se podrán elevar grandes y espectaculares paredes o porque no inmensos murallones; la juventud se debe transformar en una constante garantía de construcción. Santa Fe, 16 de marzo de 2002 Argentina
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