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07/05/07
TEMA:
DEL PIQUETE AL SHOW
AUTOR:
Sr. Roberto Magnin

 

La aparición de los llamados "piqueteros" comenzó cuando la empresa estatal "Yacimientos Petrolíferos Fiscales" (YPF) dio de baja a una gran cantidad de empleados de las ciudades de Tartagal y General Mosconi, en la provincia de Salta.
Desde allí, surgieron las primeras manifestaciones de visibilidad de los conflictos que se repetirían a gran escala en todo el territorio. La sucesiva privatización de empresas provocó que una gran masa de trabajadores perdieran sus puestos, siendo indefectiblemente expulsados a las calles.

Lo que eufemísticamente algunos denominan los 90, no fue otra cosa que la aplicación descarnada en nuestro país de las políticas neoconservadoras llevadas adelante por el gobierno peronista de Carlos Menem.

La masiva privatización de empresas públicas, el peso argentino igualado al dólar que facilitó importaciones y destruyó gran parte de la industria nacional, generó altísimos grados de desocupación. Este proceso fue acompañado por sindicatos complacientes que, lejos de dar batalla en defensa de los trabajadores participó del negocio de las privatizaciones quedándose con una tajada de las empresas privatizadas.

Los movimientos piqueteros, constituidos por trabajadores excluidos del sistema laboral encontraban a través de movilizaciones y cortes de ruta un canal de expresión debido a la orfandad gremial ante las políticas que los marginaban del sistema laboral.

El denominado periodo Menemista fue sin duda el periodo, desde la recuperación de la democracia que con mas claridad y eficacia llevo adelante una clara política que concentró en pocos, enormes riquezas y excluyo condenando a la desocupación y a la miseria a grandes mayorías.

Lo expresado, no es, ni pretende ser un descubrimiento original, de un periodo del cual se ha escrito y analizado con mucha mayor profundidad que lo sucintamente expuesto. Sin embargo, este lamentable periodo de la historia argentina no fue impuesto desde un gobierno de facto, sino, como se expresara, tuvo la legitimidad del voto popular.

Al mismo tiempo que una argentina era excluida, otra gozaba de las ventajas de un dólar barato, que le permitía consumos sofisticados y vacaciones en los lugares mas exclusivos del mundo.

El menemismo, no solo "domesticó" a los gremios, compró, corrompió y amenazó políticos, bastardeo a las instituciones de la República como el Congreso de la Nación- recordemos el diputrucho que voto la ley de privatización del gas- , sino también contó con un ejercito de "comunicadores mediáticos" que, no solo le dieron cobertura sino también ayudaron a que, voto popular mediante, Menem detentara el poder por mas de diez años .


Ya no fue la fuerza del terror que impuso las políticas de exclusión del proceso militar, fue la fuerza de la tergiversación y de la estupidez, donde el show, la ridiculización del que piensa diferente, la faranduralización de la vida pública, la chatura y la mediocridad cultural crearon el clima propicio para que esta experiencia antinacional y antisocial perdurara por diez años.

Al mismo tiempo que una argentina se entristecía, otra se divertía con imágenes de un infeliz que se caía de un cuarto piso, bloopers los llamaban, estas y otras estupideces tan lejos de el humor fresco del negro Olmedo, o la impecable ironía de Tato, era llevada adelante por un ignoto conductor de programas televisivos, que creció, como no podía ser de otro modo, durante el menemismo: Marcelo Tinelli.

Bailando por un Sueño


Desde aquel origen de los piquetes, de la lucha de los excluidos, los actuales lideres piqueteros han recorrido un largo camino: hoy los movimientos piqueteros "manejan" planes sociales que negocian con el gobierno, disponen de subsidios y…!bailan en le programa de Marcelo Tinelli.

Constituye una incoherencia que los defensores de quienes han sido excluidos del menemismo participen en un show montado por uno de los principales cómplices del mismo menemismo?

Los planes sociales constituyen una perfecta herramienta del clientelismo y la manipulación política. Raul Castells dispone de miles de planes sociales además de subsidios del Estado. En nombre de los desocupados maneja una cuota de poder que le garantiza al gobierno de Kirchner que no tendrá problemas, en otras palabras Castells disciplina la miseria para que nada cambie, -mas alla de plantear estupideces como una asamblea popular para elegir un nuevo presidente- del mismo modo que Tinelli disciplina las neuronas para adormecer cualquier reflexión critica.

Cuando Nina Pelozzo dice que cuando va a votar mete un papel higiénico en lugar de un voto esta siendo coherente con su participación en Bailando por un Sueño, Tinelli, Castells y Nina son parte de la misma cultura reaccionaria que degrada a los ciudadanos convirtiéndolos en sujetos pasivos de cualquier historia.

ROBERTO MAGNIN